A mis clientes de consultoría siempre les advierto en nuestra primera sesión:

«En algún momento de nuestra relación, me vas a odiar cordialmente. 

Y yo me siento perfectamente cómodo con ello. ¿Y tú cómo lo ves? ¿Vas a poder gestionar que te desafíe, te lance retos y te apriete las tuercas a base de bien para sacar tu mejor versión como empresario / profesional / persona?«

Los consultores y coaches «a qué huelen las nubes»
Un coach vende-humo en acción durante una sesión

Y sin embargo, hay consultores que te venden la moto. Sin ir más lejos, un consultor de negocios y tecnólogo se publicitaba así en su perfil de Twitter nada más iniciarlo:

«NO te aconsejo lo que no quieres #oír. SI te Oriento y Propongo Soluciones que de verdad quieres #escuchar. #OPS»

Consultor de negocios y tecnólogo. Te ofrezco conocimiento + experiencia.

Ahí lo dejaba el amigo. Mucho miedo, es lo que da. Hay que decir en su defensa que ya ha quitado esta fabulosa propuesta única de valor de su perfil. ¿Tú te pondrías en manos de un consultor que te está avisando de que solamente te va a regalar los oídos? Ojito, que si te estás equivocando pero no quieres oír consejos, no te va a avisar antes de que te des el batacazo. Y las soluciones que te va a ofrecer, solamente son las que te apetezca escuchar de verdad. ¿Se puede ser más experto? Aún miro la captura de pantalla y me pincho, para ver si es un mal sueño o estoy despierto.

Lo que no necesitas

Lo cierto es que si quieres conseguir un cambio real en tu proyecto profesional, es posible que te hayas planteado acudir a un consultor de negocio, o a un coach empresarial. ¿Qué te impulsa a ello?

Seguramente echas de menos claridad en tu visión empresarial. Quizá quieres escuchar de manos de un experto qué opciones se te pueden estar escapando. Qué otros escenarios pueden darse y a lo mejor no estás teniendo en cuenta. ¿Es posible que eches de menos a alguien con experiencia que te acompañe? Lo último que necesitas es un mentor que tenga miedo a decirte verdades que otras personas tampoco se atreven a decirte a la cara.

El buen consultor te hará enfadar 

Un buen consultor quiere que crezcas y te desarrolles. Y si eso supone que te va a plantear algo que te saca de tu estado actual, lo va a hacer con tacto y firmeza. A muchas personas los cambios y retos no les gustan. Y el que un mentor  o coach les empuje a modificar hábitos, estrategias, y acciones, les enfada. Si eres de ese tipo, no me contrates como tu coach consultivo. Ya te aviso de que no te va a funcionar. 

Yo prefiero que me reten

En mi caso como consultor, yo también acudo a consultores y mentores empresariales constantemente. También tengo quien me toca las narices y me mete mucha caña cuando me quedo corto en implementar las estrategias que me pueden ayudar a crecer y mejorar en mis proyectos.

Por eso, cuando ayudo a mis clientes a clarificar sus objetivos y las estrategias para llegar a ellos, disfruto mucho del proceso. Aunque haya momentos en los que acompañarte en la implementación sea difícil. Requiere mucha preparación y trabajo por las dos partes. Como todo aquello que vale la pena en los negocios y en la vida.

¿Y qué hay de ti?

¿Te atreves a tener una sesión de prueba gratuita con un consultor que realmente te desafíe y te saque de tu zona de confort? Que lo sepas; no voy a regalarte los oídos y no puedo decirte que no requiera esfuerzo. Y no voy a plantearte una sarta de tópicos vagos y generalidades. Es muy posible que te plantee un plan de acción lleno de retos que posiblemente te incomoden y te impulsen a pensar y actuar de forma diferente.

Si la respuesta es sí, vamos a tener esa conversación, y a partir de ahí, es muy posible que en algún momento de la relación te caiga muy, muy gordo. Y que al mismo tiempo quieras que sigamos trabajando juntos. ¿La razón? Que trabajar conmigo realmente te ayuda a desarrollarte. 

Trabaja conmigo 😉