Hace una semana concerté una reunión con una persona que se dedica a lo mismo que yo, a la consultoría empresarial especializándonos en ventas. La imagen profesional de esta persona, impecable. El contacto fue a través de LinkedIn.
Como suelo hacer, le envié un audio personal de 57 segundos en el que le ofrecía la posibilidad de reunirnos para explorar sinergias de colaboración concretas. Agradeció mi mensaje y cuadramos una fecha y una hora que a los dos nos convenía.
«Perfecto Nathan. Mi email: persona@persona.com [es un ejemplo]. Lo agendo.«
La técnica
Pero como hay de todo en la viña del señor, creé una reunión en Google calendar, incluyendo el enlace de Zoom, un título en el evento que le recordaría a esta persona el propósito de la reunión, le agregué como invitada a la cita, y algún otro detalle en el campo notas. Así que esta persona recibió un email con la confirmación de nuestra reunión, le dio a aceptar, agregó nuestra reunión a su calendario, y tan contentos.
La situación
Y llegó el día D y la hora H, y esta persona no apareció. A los 2 minutos le paso un recordatorio amable por LinkedIn, por si se pudo despistar. Niente. Nothing. A los 7 minutos le escribo un mensaje por WhatsApp: «Buenos días [nombre], todo bien? Esperando por ti para nuestra reunión de las 10:00h. [Enlace de la reunión de nuevo…]» Ezer. Res de res. Nada.
Solamente podía desear que esta persona estuviera bien de salud, que su familia y su entorno estuvieran a salvo, y que no hubiera tenido algún percance de gravedad.
El efecto
Y a continuación sentí pena. Luego decepción. Un regusto de tristeza con un sabor a indiferencia al final. Pena porque una persona que se presenta como consultor de empresas ignora un principio fundamental; respetar el tiempo de los demás y cubrir las expectativas que generas en tus contactos profesionales. Decepción porque una persona que enseña, ha de esforzarse por practicar lo que transmite. Y tristeza, porque esta persona ignoraba que yo ya tenía a un buen contacto empresarial en su misma ciudad, interesado en colaborar con ella y darle negocio. Y en base a la falta de puntualidad y la falta de comunicación en tiempo y forma, ya no podía en conciencia recomendarla a mi contacto.
Como haces una sola cosa, es como haces todas las cosas.
Nuestro éxito depende del nivel de excelencia que nos permitimos. Si te das permiso para ser impuntual en una reunión con otro profesional, quiere decir que seguramente también te das permiso para ser impuntual en tu vida diaria y en tu empresa. Y lo último que quiero es que a mis contactos empresariales también les dejen tirados.
La causa
La historia con esta persona siguió, y resultó ser una persona fantástica que le echó la culpa a que el enlace de zoom le dio una hora diferente. Respondió 43 minutos tarde. Y lo hizo para decirme «dame 15 minutos», excusarse, y lanzar un escueto «Disculpa».
«Le puede pasar a cualquiera Nathan», quizá estés pensando. Sí. Es verdad, hay personas a las que les suele pasar con frecuencia. Y eso es un síntoma de falta de procesos, de falta de compromiso interno y externo. Indica una carencia en la capacidad de enfocarse y priorizar de forma correcta. Y en ocasiones, una incapacidad a la hora de decir «no» cuando algo no nos conviene. ¿Qué opinas?
¿Está la puntualidad pasada de moda? Me asusta comprobar que hay muchos profesionales que llegan tarde, y cada vez se disculpan menos, y de forma menos sincera. Todo son excusas. Y lo malo es que la falta de puntualidad de ellos tiene un efecto onda en el agua; hace que nosotros vayamos tarde, que tengamos que volver a bloquear nuestra agenda para algo que ya tendría que haber ocurrido.
Y no digamos del eterno problema norte-sur. Hay regiones en las que la puntualidad es un caballo de batalla histórico. Y sin embargo, nuestro protagonista de hoy es del norte.
Tu opinión
¿Será que hay cada vez más personas que ven la puntualidad como la ortografía? Hay profesionales que se irritan cuando se llama la atención sobre un error de escritura. ¿Estamos en el mundo al revés? La gente organizada y profesional, la que respeta a los demás y procura escribir con amor por el lenguaje, ¿somos todos una panda de snobs y estirados con un palo en el culo?
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Os dejo, que quiero llegar con tiempo a mi siguiente cita.