Aunque no te veas como un líder para otras personas, hasta cierto punto ya estás liderando. Seguro que hay personas sobre las que ejerces influencia, ya sea positiva, neutra, o negativa.
No hace falta que tengas un título en tu empresa para liderar. Cualquier profesional que posea y despliegue habilidades de liderazgo contribuye al rendimiento de su departamento y de su empresa en su conjunto.
Más del 90% de los gerentes de empresas están planificando aumentar el dinero que invierten en formación para desarrollar el liderazgo en sus organizaciones. (The State of Human Capital 2012—False Summit: Why the Human Capital Function Still Has Far to Go)
¿Por qué será? Pues porque no son tontos y saben que el liderazgo es el activo más valioso en su organización. Y no quieren jugársela con las cartas que les han tocado, quieren mejorar su mano.
El problema es que hay tantas definiciones de liderazgo efectivo como personas que hablan sobre liderazgo. Pregúntale a quien quieras qué hace a un buen líder. Habrá quien conteste «¡pues depende!» ¿Será que un líder depende del contexto en el que se encuentre?
¿Por dónde empezar? ¿Qué aspectos del liderazgo trabajar primero? Tiempo ha, investigando para preparar una formación sobre liderazgo encontré ideas interesantes que me apetece compartir. Uno de los expertos que escribía sobre el tema decía que los cuatro factores más importantes a trabajar en el liderazgo son:
- Auto-conciencia.
- Comunicación.
- Influencia.
- Agilidad de aprendizaje.
Me llamó la atención, y hasta cierto punto estoy de acuerdo en que son cuatro habilidades muy importantes. Es cierto que no había ningún estudio detrás. Así que seguí buscando apoyo para esta teoría.
Está claro que si no eres consciente de tu propia conducta, patrón de actuación, y de cómo reaccionas ante el día a día, difícilmente vas a ser un buen líder empresarial.
Una vez trabajé con un tipo que no se daba cuenta de que hacía una mueca cada vez que contaba algo que no era cierto. Aplicaba la técnica del embudo para llevarte a la conclusión a la que él quería que llegaras. La falta de verdadera empatía e interés personal sincero podía llegar a ser bastante obvia. Esa falta de auto-conciencia producía una sensación en muchos clientes de falta de confiabilidad. ¿Has conocido a alguien con un nivel de auto-conciencia bajo?
La comunicación es vital en el liderazgo, faltaría más. Y la comunicación interpersonal es una habilidad que está en horas bajas, o bajísimas. Hay al menos una generación que es manifiestamente incapaz de comunicar verbalmente al mismo nivel que lo hacen por mensaje de texto. Esta generación ha experimentado un retroceso en sus capacidades cognitivas y de concentración. Y eso tiene un coste en su capacidad de comunicar y por ende, de liderar.
¿Y qué me dices de la habilidad de influenciar? Que no de manipular. Un líder que es capaz de influir en los demás es un líder efectivo. Vale. Hitler fue un líder influyente capaz de insensibilizar las conciencias y conductas de millones de personas. Tanto que cometió el que fue probablemente el genocidio más atroz de las historia humana. Como las demás habilidades, la influencia es un arma de destrucción masiva. El presi del país más influyente de la tierra es capaz de hacer con uno de sus tweets que personas se inyecten sustancias peligrosas para tratarse el COVID-19 y les tengan que atender en urgencias. Eso no quiere decir que esa conducta muestre un liderazgo positivo, ¿no te parece?
La agilidad de aprendizaje. Pues bueno, vale. Si eres lento de mollera, seguramente te cerrarás a ideas y soluciones que te impedirán ver más allá de tus narices. Y digo yo, ¿no es esta una habilidad que debería tener cualquier persona? No sé si debería estar en un programa de desarrollo de liderazgo como tal.
Y ahí vamos al kid de la cuestión. ¿Cómo escoger un buen programa formativo de desarrollo del liderazgo? En su momento, cuando en la consultora que dirijo decidimos cómo orientar nuestra formación de liderazgo en España, echamos mano a diferentes estudios.
Uno de esos estudios de McKinsey nos aportó muchas ideas. En McKinsey estudiaron a 189.000 sujetos de 81 organizaciones a nivel mundial para establecer qué tipos de conducta en el liderazgo son las más productivas. Y las contrastaron con aquellas personas y organizaciones que tenían más éxito.
¿En resumen? De los 20 rasgos estudiados, solamente 4 de ellos aparecían en el 89% de las organizaciones más sólidas:
- Ofrecer apoyo continuo a otras personas
- Mostrar una fuerte orientación a resultados
- Buscar perspectivas diferentes y puntos de vista retadores
- Capacidad de resolver problemas de manera efectiva
¿Y a qué nos llevó eso en INSPIRE Consulting? A integrar estos cuatro rasgos del liderazgo en nuestros programas formativos.
- 1. Apoyo continuo a otras personas. Un líder efectivo tiene un alto nivel de empatía. Es capaz hasta cierto punto de leer o sentir cómo se encuentran los demás.
- Los líderes con cero empatía personal tienen un problema de conexión con sus equipos. Cuando tus clientes y empleados sienten que hay poco interés sincero en ellos, la confianza se va al garete. Por eso suelo trabajar tanto en consultoría como en formación dinámicas para promover eficiencia organizacional, eliminar miedos y rencillas infundadas, y mejorando la forma de resolver conflictos internos.
- 2. Fuerte orientación a resultados. Que sí. Claro que ayudamos a desarrollar los valores, visión, y misión del líder y de su organización. Es de primero de liderazgo, ¿no? Pero hay mucho más.
- Cuando los objetivos están alineados con los valores, visión, y misión, hay que definir procesos sostenibles que favorezcan el desarrollo del trabajo de más alto valor en la empresa. Y con las estrategias y herramientas correctas, ese foco en la eficiencia y en las personas produce mejores resultados.
- 3. Aprende a encontrar personas y puntos de vista retadores. El líder que busca consenso a toda costa es un líder flojo. Y posiblemente poco efectivo.
- No siempre es posible el consenso. Sobre todo con el punto de vista propio. Necesitas gente a tu alrededor que te toque las narices. Que desafíe (con respeto, sentido de la oportunidad, y maneras) tus puntos de vista. Que te avise cuando hay un iceberg con el que vamos a chocar si no cambiamos el rumbo, por ejemplo. El iceberg puede ser una tendencia de mercado, un cambio en el entorno, o un problema al que aún somos ajenos. Tragarse el orgullo, y escuchar a quien piensa diferente. ¿No te parece? Si no, estás pagando para que te regalen los oídos y te rían los chistes. Y eso no es liderar, es hacerse trampa al solitario.
- 4. Resolver problemas de forma efectiva. Las buenas decisiones son el fruto de buenos procesos de resolución de problemas.
- Y eso requiere de un enfoque estructurado al analizar los problemas, recoger información, considerar esa información, y dibujar diferentes escenarios. ¿Parece una chorrada? Pues es más difícil de lo que parece. Si no fuera así, grandes empresas como Kodak no habrían terminado con su culo en la cuneta. No menosprecies la importancia de invertir en tu habilidad de resolución de problemas tanto en asuntos ínfimos, como en grandes decisiones que afectan a inversiones, asociarse con otras personas, y otras muchas.
Y en lugar de hablar de ideas elevadas solamente, nos decidimos a incorporar herramientas que estimulan los procesos de resolución de escenarios de incertidumbre. Incluimos marcos de análisis y hojas de trabajo para comparar perspectivas y generar resultados. Uno de nuestros módulos está dedicado al liderazgo de equipos. Pero este módulo sigue al de liderazgo personal.
Diferentes organizaciones y situaciones probablemente requieren una combinación de factores diferente. Puede ser. Pero por experiencia, estos aspectos que hemos comentado aquí son realmente vitales a la hora de invertir en desarrollar tu liderazgo y el de tu organización. ¿Hablamos?